jueves, agosto 03, 2006

Las cosas deben terminar como comienzan...

Hola mis queridos pequeñuelos. Sé que he estado ausente por estos meses, pero ahora que entro me doy cuenta que no soy la única, y que esta casa esta repleta de su indiferencia. Pero pues, yo tengo excusa, me estaba operando los senos.

Un día de esos en que una amanece acalorada y sensible, me miré en el espejo y descubrí que mis pechos eran grotescamente grandes, y decidí hacerlos más pequeños y manejables. Entonces me fui para Cali, la capital mundial de la cirugía plástica, y me radiqué allá durante tres meses. Conocí hombres velludos, hombres lampiños, hombres ardientes, hombres como D. y punto. Olvidar a D. es imposible, su aroma invade toda todita mi ser, y no es posible desprenderme de su imagen en las noches. Luego de Miguelo Carvalagio pensé que era posible dejar atrás la imagen de D., pero no fue así. He probado especimenes masculinos de todos los tamaños para olvidar a D. y ha sido imposible. Oh D. si tan sólo regresaras a mí, me dije.

Antes de la operación me dediqué a jugar con mis grandes senos, esos que tanto aprovechó D., porque sabía que al reducirlos, reduciría con ellos mi desenfrenada pasión. Todo lo que comienza bien, bien termina dicen por ahí, pensé que así terminarían mis sudorosas fantasías con D.

Al entrar a la sala de cirugía sabía que al salir de ahí sería otra. Perrita Ilustrada, yo, la misma que los enfermé de risa todo este tiempo cambiaría para siempre…

Por eso no se pierdan este final de temporada de heteroviles, en donde habrá para todos, pues no a todos se les ha partido la papaya que pusieron y merecen ser servidos.

Todo termina, esta temporada está por terminar…

¡Así que primores, no se desprendan de mis pechos ni de sus pantallas!

Con candor...

Perrita Ilustrada