miércoles, junio 01, 2005

Expreso de media noche

By Jack Nelson Alvarez

Con Runchis se pasa genial. El otro día, bueno realmente hace ya más de un cuarto de década, pasábamos por un almacén en la Avenida Lima muy cerca a la Calle Real de Santafé, y ¡Oh sorpresa! Nos encontramos con una vitrina llena de trofeos. El premio al mejor marido del mundo, mejor mamá, mejor abuelo, mejor amigo, en fin, toda una serie de posibles y mejores seres sobre la faz de la tierra. Pero eso no era todo. Había también, junto a la mejor mesera, un trofeo que nos llamó la atención. Era el premio a la mejor cuca del mundo. ¿Habrá tal? No lo sabemos. Pero encendió nuestra picardía. Más abajo, el premio al mejor negrito, al mejor polvo, al mejor amante. ¡Qué cosas Dios! Por lo menos queda la satisfacción de que hay más viles en este mundo respirando el mismo aire. Otro día, paseando también con Runchis, descubrimos rutas de buses que se dirigen a barrios como Olaya, La Libertad y escúchese bien: La Victoria, al cuál tenemos planeado una excursión al mejor estilo de mi colega periodista Andrés Delgado. Pero esto fue lo mejor, a una hora muy cercana de la media noche, encontramos una ruta de bus que no sólo lleva a Karen a su casa, sino que también pasa por la mía. Fuimos tan felices. Lo llamamos el expreso de media noche.
Alguna noche, más cercana al amanecer de un miércoles 10 que al anochecer de un martes 9 de diciembre, en la que Runchis celebraba su cumpleaños sola conmigo, gracias a que todos sus amigos estupendamente lo habían olvidado, nos montamos en un bus que pensamos cumpliría con la misma función del expreso de media noche que descubriríamos unos años después. El resultado, un recorrido por la Autopista Sur con destino en la Gallina de Venecia. Un sórdido restaurante que a esa hora lucía tan pérfido pero que de día debe ser muy fiel a sus clientes. Y ya imaginarán a sus clientes, talvez los mismos que compren los trofeos y premien de esa manera a sus mejores seres. Nunca llegamos a la casa de Runchis, aunque si pasamos por la mía. Tomamos un taxi a la sombra de Ciudad Bolívar y en medio de la neblina del Río Tunjuelito. El caso es que andando con Runchis soy feliz, porque sólo esas cosas me pasan con Runchis.

1 Comments:

At 8:16 p. m., junio 05, 2005, Blogger The Ashtray Girl said...

Heyy, eso es muy cierto, todas esas historias que he compartido con Jack Ni como le digo a mi amigo son a diferencia de muchas otras historias que andan rotando por ahí toda una realidad. Definitivamente el expreso de media noche se ha convertido en el espacio perfecto para debatir todos los asuntos importantes con mi amigo, además piensen bien cada uno de ustedes y yo creo que alguna vez todos nos hemos montado en un expreso de media noche, que nos ha llevado al lugar correcto en la hora correcta, o por el contrario nos ha llevado a lugares en los que ahora deseamos jamás haber estado..

 

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